Procedente de la tierra, de las flores, de los manantiales y las manos del hombre: agua, maltas, lúpulos, colmenas, miel… La cerveza Castreña combina todo ello mediante la cocción de maltas selectas y lúpulos de primera calidad con miel pura de abeja de alta montaña, todo ello bajo el abrigo de las manos de maestros cerveceros que, siguiendo una antigua tradición celta, han dado a la miel el peso de ser el ingrediente más valioso.
Tenemos por tanto la mezcla de tres elementos puros como la naturaleza hecha miel, el alquimista capaz de sacar el mejor partido a cada esencia que encontramos en la figura del experto cervecero y el apicultor, cuyo mimo y querencia por la naturaleza y su tierra da como fruto una idea hecha bebida que acerca al paladar del consumidor sabores puros que evocan tiempos pretéritos, con notas celtas y tradicionales.
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